La vorágine del rock: tocar la guitarra para luego destrozarla contra el escenario
Dentro de los diferentes estilos musicales, probablemente es en el rock donde la música para guitarra adquiere mayor protagonismo. Desde la década de los 60, ha habido grandes guitarristas elevados a la categoría de ídolos. Pero en ocasiones no es suficiente con saber tocar la guitarra; también hay que saber destrozarla. Esta práctica tiene tantos seguidores como detractores. Gente que lo entiende como un acto conforme al auténtico espíritu de rock y otros que ven una especie de sacrilegio en el hecho de destrozar dicho instrumento, ya sea en formato eléctrico o como guitarra clásica.
Pese a que los orígenes de esta moda haya que atribuirselos a Pete Townshend, guitarrista de The Who, lo cierto es que la primera destrucción documentada de una guitarra en escena fue obra de un cantautor de rock’n’roll llamado Rockin’ Rocky Rockwell en 1956. Años después, en 1964, sin que el gesto del anterior hubiese tenido repercusión alguna, la guitarra de Pete Townshend se estropeó en una pausa de un concierto y este, enfurecido, terminó por destrozarla a golpes. Tras el éxito de este primer sacrificio, el guitarrista decidió incluir la ruptura de una guitarra en todos los conciertos de The Who. Esta acción no pasó desapercibida y pronto fueron muchos quienes pasaron a imitarla, entre ellos Keith Moon, batería de la misma banda que Townshend, que llegó a dinamitar su batería en una actuación en directo para la televisión estadounidense.
Muchos han sido los músicos que han roto sus guitarras en pleno concierto. Desde Jimmy Hendrix (que primero la descordaba y luego la incineraba) hasta Billie Joe Armstrong, guitarrista de Green Day, pasando por otros como Kurt Cobain, Paul Stanley, Jeff Beck, Ritchie Blackmore o Matt Bellamy, del grupo Muse.
Por el momento, esta moda solamente ha alcanzado al rock y, concretamente, a la guitarra eléctrica, lo que debería suponer un respiro para la guitarra española.